diciembre 7, 2024 2:14 pm

Natalie Pérez y su presente musical: Cuando trabajás 24/7, la vida no se disfruta

Natalie Pérez vivirá una situación inusual cuando se corporice este domingo, a las 21, en el escenario de Quality Espacio. Es que la cantautora con antepasado televisivo deberá presentar Detox, un disco concebido en 2019, publicado en 2020 y desarrollado promocionalmente en 2021.

“Tengo una prima que tuvo una hija en cuarentena y todavía no la conozco. La voy a conocer de grande. Es lo mismo con el disco, se hizo grande”, dice Natalie vía Zoom, con sombrero de cowgirl bien puesto.

“Hay cosas que tres años después cambiaría, que hubiera pensado de otra forma. Pero es algo que se apaga cuando actúo en vivo y veo que la gente conoce las canciones. Se saben todas las canciones, no sólo los cortes o las que suenan en la radio… eso es emocionante. El disco tiene vida propia, como mi sobrina sin conocer”, puntualiza la artista que cambió el sentido de su carrera profesional apenas pasada la mitad de la década pasada.

Y que como cantante potenció un encanto entre la seducción y la inocencia al que le queda bien cualquier estilo.

La situación pandémica que llevó a Detox a esta deriva la tiene confundida. “Me da miedo, se abrió todo demasiado rápido”, expresa al respecto y en primer término.

“Por otro lado, a veces siento que nos mintieron. De repente, en ningún lado te piden nada, ni carné, ni certificado de vacunas, ni hisopados. Me da un poco de bronca. Y además tengo la sensación de que no aprendimos demasiado en este tiempo”, puntualiza.

“Cuando te encontrás con alguien, lo primero que te dice es ‘No sé cómo saludarte’. Responderle ‘Saludémonos’ es una opción, pero, además del Covid, uno se contagia un montón de cosas saludándose con un beso. Está bueno eso de cuidarse”, refuerza.

–A juzgar por tus posteos, en los que te mostrás llorando por todo, la pandemia te puso muy sensible.

–Es un rasgo mío, soy sensible a todas las situaciones.

–Tus rasgos como cantante dicen que sos multiestilística y multigeneracional. ¿Se trabaja especialmente ese perfil?

–Mis 25 años como actriz me hicieron una persona popular. La televisión es algo popular. La gente me vio crecer. Siento que mi público es bastante familiar. ATP. Me da impresión cuando veo nenes chiquitos cantando cosas que no fueron pensadas para que ellos las cantaran. ¡La música no tiene horario de protección al menor! Soy bastante naíf. Y esto de que mi público sea tan amplio viene como viene. Nunca imagino que una personita de 5 años cantará conmigo una letra que no fue imaginada para alguien de su edad.

–Con “Casi feliz” y el spin off de “Pequeña Victoria”, cubriste cierta cuota de pantalla. ¿Vas a arremeter como actriz o tu trayectoria como cantautora está interfiriendo?

–En febrero se estrena Casi feliz 2. La terminé de grabar, aún no salió al público. Es como estirar un poquito mi trayectoria como actriz. La idea es enfocarme en la música, aunque es cierto que en este momento de mi carrera me llegan las mejores ofertas como actriz. Justo hablábamos con una amiga que está bueno mudarse de lugar, salir de tu zona de confort. Yo vivo en Villa Urquiza y me voy a quedar en Villa Urquiza. No me pasa como la gente del interior que viene a Buenos Aires y madura de otra forma, consigue otras experiencias. Yo no me voy a mudar de lugar, pero sí de profesión.

–O sea que este tránsito tiende a ser definitivo.

–Amo actuar, interpretar, contar cuentos, historias, meterme en los personajes. Lo sé hacer porque… crecí haciendo eso. Y lo disfruto. Pero lo cierto es que ahora tengo muchas ganas de darle un espacio a la música. En su momento, no le pude poner el 100 por ciento de mis pensamientos y de mi integridad. Lo hice bastante a las corridas y algunas cosas se me fueron de las manos y no salieron como realmente quería. No podés estar en todos lados. Hay personas que tienen mucha capacidad para desdoblarse… A mí, en cambio, me costó. Cuando estás trabajando 24/7, la vida no se disfruta. Más allá de que el trabajo pueda disfrutarse, es un trabajo. En fin, si me llegara una superpropuesta actoral, lo pensaría. Pero lo cierto es que no me llegó. Le dediqué 25 años de mi vida a actuar. Es un montón de tiempo. Está bueno dar vuelta la página y volver a empezar. La vida es larga, pero también es corta.

–¿Cómo es el grado cero de tu música? ¿Todo empieza desde tu guitarra?

–Cuando en 2017 empecé con Un té de tilo por favor, mi primer disco, no tenía idea de nada, sólo me salían melodías y letras. No sabía ni tocar la guitarra, sólo les decía “Che, quiero probar” a mis amigos productores y músicos de excelencia. Me fueron enseñando, ayudando a darle forma a una canción. En el segundo disco, ya fue distinto, hice sola mis canciones y luego me junté con David Aguilar, Marco Mares y Robbie Meza para expandirlas. Porque no sabía cómo terminarlas: tenía la empanada, pero no sabía cómo hacer el repulgue. Me quedaba siempre a medio camino. Ahora estoy en una instancia de evolución, hago mis canciones enteras, sin ayuda. Estoy contenta con ese crecimiento.

En ese plan de autosuficiencia, surgió Tus besos, un crossover hacia lo urbano en colaboración con el puertorriqueño Guaynaa.

“Tus besos salió en México con Robbie Mesa, con quien hablamos de que no daba hacer algo sobre el amor en abstracto, sino sobre algo más puntual, concreto. Una cosa sobre chapar, por ejemplo”, releva Natalie.

“Surgió la canción… Primera estrofa y una especie de estribillo. Tiramos ideas. Y cuando llegué a Buenos Aires de ese viaje, dije: “Esta canción está buenísima, la tengo que terminar, la tengo que terminar”… La terminé. Le cantaba las dos partes porque sentía que le faltaba una voz”.

–¿Y cómo llegaste a Guaynaa?

–Estaba entre tres muchachos, pero siempre hay que ver con quién coincidís. Es importante que a la otra persona le guste, tenga tiempo y, sobre todo, le sobren ganas de compartir con vos. Lo de Guaynaa surgió con un mensaje de Instagram. Le escribí, me respondió, le mostré el tema, me dijo: “Me encanta”, y salió. Fue difícil, porque al ser independiente las cosas son complejas. Sin los contactos que te puede ofrecer una discográfica, hay que insistir.

–¿Sos independiente por convicción? Supongo que te llegaron varias propuestas.

–Me llegaron, sí. Pero en primera instancia quería… Si salgo de ser empleada en un lado para meterme a ser empleada en otro, ¿qué sentido tiene? Tenía el deseo de probar, de ver. Es un trabajo difícil porque es cuesta arriba. Pero me gustan los desafíos. Jugaba con dos cosas a favor: mi carrera de 20 años y un público que me seguía. Me la jugué por ahí. Quizás en algún momento cambie de opinión o reciba una propuesta más atractiva de las que recibí. Pero cuando estás en una discográfica, ya no sos dueño de tus cosas. Con tanto amor, esfuerzo y creatividad que ponés en las canciones, si las cedés, es como entregar a un hijo.

–La independencia discográfica es complementaria a la forma en la que te movés en el entretenimiento. Parece que no tenés filtro.

–Yo no pienso, me mando. Me surgen esas cosas y las planteo. Lo mejor que le puede pasar a alguien es ser auténtico. Si mentís, a largo plazo se nota. Yo soy actriz, si actúo todo el tiempo, me vuelvo loca. Por otro lado, hay que asumir que no se le puede caer bien a todo el mundo. Esta soy yo, a algunos les gustará mi espontaneidad y a otros le parecerá un perno.

–¿Poliamor o monogamia?

–Hay que ser feliz sin joder al prójimo. Eso, para arrancar. Si voy a tener un amor, quiero un compromiso. De mi parte y de la otra. Soy más promonogamia. Ahora, en un vínculo ocasional con un amigo con el que se comparte mucho tiempo y ninguno quiere compromiso, entonces ahí puedo plantear algo abierto. Pero me gusta el compromiso. Si estás compartiéndote con todos… Ya estamos muy compartidos en la vida misma, así que la intimidad buscaría más conexión.

La Voz

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