Pasaron las elecciones y todo indicaba que el Gobierno iba a comenzar el proceso de dejar fluir los precios de la nafta y del gasoil.
Sin embargo, la decisión fue otra: extender por tres meses más el congelamiento con la idea de que esto aporte a la principal meta de estos meses del ministro de Economía Martín Guzmán (además del acuerdo con el FMI, claro): frenar la inflación.
El miércoles pasado, la Secretaría de Energía “pateó” el actual escenario de estabilidad hasta después del verano. En rigor, lo que hizo fue postergar mediante un decreto la actualización (del orden del 8 por ciento) del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC), cambios que iban a traducirse en un incremento de algo más del 2 por ciento en los puntos de venta.
Entre las consideraciones, se habla de “asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios”. Y en el artículo 1, se detalla que “los incrementos en los montos de impuestos que resulten de las actualizaciones correspondientes a los primeros tres trimestres de 2021, se aplicarán desde el primer día de marzo de 2022″.
Originalmente, ya con postergaciones, la actualización de los tributos iba a aplicarse desde el 1º de diciembre.
Además, algo que no está escrito en ninguna resolución: extendió el “pacto de no aumento” con las petroleras, especialmente con la estatal YPF, que domina el mercado.
Retraso del precio de la nafta
Pero todo sube y la presión sobre el valor de los combustibles también se incrementa. El último dato oficial que manejan en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), con información de las petroleras de hace un par de meses, dice que el atraso en el precio de venta es del 12 por ciento. Se lo dijo a La Voz Gabriel Bornoroni, presidente de la entidad.
De ser así, por lo menos, el litro de nafta súper debería irse a 112 pesos.
Sin embargo, pasaron dos meses de alta presión inflacionaria, octubre (3,5%) y noviembre (se habla de un porcentaje similar). “Nosotros no queremos aumentar, pero todo nos sube. Ya hay problemas de desabastecimiento en las estaciones blancas, especialmente en las del interior”, explicó el dirigente empresarial.
En base a lo que calculan distintos actores en el sector, ese 12 por ciento de atraso de septiembre se va a convertir en un 20 por ciento a fin de año.
“Es preocupante, esta es una historia repetida por todos los gobiernos, sin distinciones, piensan que congelando el precio no sube la inflación y desde mayo todos los precios aumentan y las naftas no”, agregó. En este escenario, no les conviene vender a las petroleras, les ponen cupo a las de bandera, también tenemos la presión del reajuste de las paritarias”, apuntó.
En Córdoba, los empleados y la patronal acordaron un 34 por ciento, pero el arreglo tenía una cláusula de revisión que es lo que están negociando ahora.
Crisis y pandemia en las estaciones
El único dato favorable para la presión alcista en el valor de la nafta es el precio del barril de petróleo, que con la aparición de la variante ómicron de coronavirus se precipitó luego de meses de incremento. Entre el 25 de noviembre y el 1º de diciembre, el Brent, variedad que se usa de referencia en la región, pasó de 81,50 a 68,56 dólares, un retroceso de más del 15 por ciento.
El litro de nafta súper en Córdoba, en lo que va del año, aumentó 34,3 por ciento: de 73,7 a 99 pesos. Todo el aumento se produjo hasta el 16 de mayo, luego se congeló.
Congelamiento y problemas
El último informe Sistema Estadístico del Expendio de Combustibles, que elabora Economic Trends para Cecha, dice que “mientras los precios de los combustibles permanecen sin cambios desde junio de este año, los precios al consumidor se incrementaron 13,1 por ciento, los precios de alimentos y bebidas se incrementaron 11,7 por ciento, el de la leche se incrementó un 10,9 por ciento y el del pan francés, 8,3%, para tomar sólo algunos productos de referencia”. Y agrega: “Este atraso respecto del resto de los precios implica que cada estación de servicio tiene que vender mayores volúmenes para evitar pérdidas”.
El punto de equilibrio de una estación de servicio con dos operarios de playa por turno, uno que cubra francos, un encargado de turno y un empleado administrativo es de 315 mil litros. Este volumen mensual, según los estacioneros, en el actual escenario, no puede ser alcanzado por casi el 53 por ciento de las estaciones de servicio del país.
Cuánto del tanque se queda en impuestos
A noviembre de 2021, considerando el precio promedio en todo el país, de los $ 4.962 que cuesta llenar un tanque de 50 litros de nafta súper, $ 1.813 van, de una u otra manera, a distintos niveles del Estado, a través de tasas municipales, impuestos provinciales e impuestos nacionales. Significa que el consumidor paga impuestos por más de $ 1.800 cada vez que llena un tanque.
“Se trata de una estimación conservadora, ya que no incluye los impuestos que se pagan en etapas anteriores de la cadena de valor”, dice Economic Trends, la consultora autora del cálculo.
La Voz