octubre 4, 2024 8:07 am

Aldo Funes: No es lo mismo producir una obra en Carlos Paz que en Mar del Plata

Aldo Funes es cordobés y hace 20 años que produce teatro. Hasta ahora había llevado sus obras a Mar del Plata y a salas de la calle Corrientes y hecho giras por el país, pero curiosamente no podía conseguir hacer temporada en Villa Carlos Paz.

Este verano cortará esa racha y se declara “más que feliz” por poder venir a mostrar sus producciones.

“Cuando llegás a Córdoba, te das cuenta de lo rápido y acelerado que se vive en Buenos Aires, en todo sentido, así que esto me da felicidad. Este verano será mi primera prueba, pero vengo para no irme más”, sentencia.

Funes traerá dos propuestas de teatro de guion, pero con elencos en su mayoría de alto perfil.

Una de ellas se llama Mi mujer se llama Mauricio y es una comedia de enredos que se hizo con éxito en todo el mundo, escrita por el autor francés Raffy Shart. “Yo la hice en Mar del Plata y nos fue bárbaro. Acá venimos con un elenco maravilloso”, dice, en referencia a Alejandro “Huevo” Müller, a Pablo Rago, a Iliana Calabró, a Adriana Brodsky, a Matías Alé, a Gonzalo Urtizberea y a Nerina Sist.

La otra obra es un estreno en Argentina. Se trata de Cenemos en la cama, encabezada por Germán Krauss, una histórica como Mimí Pons, Graciela Pal, Chiqui Abecassis, Esteban Prol y Flor Marcasoli.

“En ambos casos armé elencos pensando en Carlos Paz, que no es lo mismo que hacerla en Mar del Plata. Acá les gusta un poco más el condimento mediático, pero a un buen grupo de gente también le gusta el buen teatro. Por eso en esta obra mezclé, con mediáticos que además son muy buenos actores”.

Productor, casi por accidente

La historia de Aldo Funes es curiosa. Oriundo de Villa María, se fue a Buenos Aires para estudiar, aunque en el fondo tenía la idea de ser cantante o despuntar su vocación artística. Sin embargo, la vida lo llevó por el mundo de los negocios vinculados a la tecnología.

Años después, ya estando afianzado económicamente, se cruzó por casualidad al humorista cordobés Turco Salomón, que en ese momento estaba sin trabajo. “Le sugerí que inventara el trabajo, y para darle una mano empecé a producirlo, nada más que para ayudar a un amigo. Pero cuando hice la primera producción me enamoré, y no paré más”.

Desde entonces, no se perdió una sola temporada en “la Feliz” y actualmente, aun cuando mantiene sus negocios, el “70 por ciento” de su tiempo lo dedica al teatro.

“Yo saqué mucha gente nueva, como Wanda Nara. La conocí y me gustó un no sé qué, pero la llevé un verano a Mar del Plata y explotó. Esa misma temporada también pasó algo así con Cinthia Fernández. Explotan por cómo son ellas, eh, uno sólo les da las herramientas”, admite.

Cuando se le pregunta cuál es el requisito para ser un buen productor teatral, contesta en el acto y sin dudarlo: “Cumplir”. “Hoy los artistas no son difíciles. Han sufrido muchas veces grandes desengaños, de seudoproductores que hicieron que nos metieran a todos en la misma bolsa. Pero después la gente va descubriendo quién es uno. Si vos prometés y cumplís, el artista no tiene ningún problema”.

El famoso olfato de productor

En estos 20 años, el teatro de verano cambió absolutamente. Basta con revisar los nombres de las obras de otrora para saber de qué hablamos. ¿Cuál es el olfato que debe tener un productor para encarar sus propuestas? “Especialmente, cambiaron las comedias. Yo en general leo los libros, veo si me entusiasman, si son muy antiguos los aggiornamos, y ahí me voy imaginando algunos actores. Yo elijo lo que me gusta, porque creo haber captado lo que le gusta al público porteño”.

Funes dice que su grado de involucramiento es total: “Elijo el libro y de ahí partimos todos juntos, en equipo, con el director, con el escenógrafo, con el vestuarista, con el elenco, con todos”.

El empresario no tiene socios “ni siquiera en el truco”: siempre suele producir solo y por su cuenta. ¿Cómo lo habrán tratado los productores locales (y de Buenos Aires, pero ya con varias temporadas en esta plaza), que juegan de local en Carlos Paz? “No sé cómo me van a tratar, porque no sé cómo están jugando. Yo soy muy independiente, tengo mi prensa, mi equipo. Soy socio de Aadet, y juego de acuerdo con lo que me piden, pero soy independiente. Yo contraté mucha gente de Carlos Paz, y los dueños del teatro pusieron todo a disposición con un cariño y una calidez enormes. Vine para quedarme, y eso a lo mejor a alguno no le caiga muy bien, pero creo que a la larga suma para todos”.

Los alquileres, el gran problema

El productor vaticina una temporada muy buena, aunque espera “que este bichito (por el Covid)” no nos complique la vida. “Ya estamos jugados con la inversión y podemos quedar bastante descolocados. Pero no me voy a quedar por eso, me jugué todo y contraté 30 y pico de artistas de primera línea la mayoría, gente de carrera”.

Los productores también se encargan del hospedaje de los elencos, una erogación que en esta temporada les “desequilibró el presupuesto”. “Yo estaba asustado con Carlos Paz, que estaba más cara que en Mar del Plata, y cuando fui allá me costaba el doble. Tremendo lo caro que estaba. ¡Todo en dólares! La luchamos y logramos conseguir no barato, sino mejor. Y eso después te deja pensando a cuánto podés cobrar la entrada”.

Todavía no tiene definidos los valores finales, pero estima que las entradas estarán en torno a los dos mil pesos y de ahí para arriba. Aunque eso está por definirse.

Para ver

Mi mujer se llama Mauricio debutará el 28 de diciembre en el teatro Candilejas 1. Un día después, el 29, en el Candilejas 2 se presentará Cenemos en la cama.

La Voz

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