La Argentina se encamina a cerrar el 2021 con poco más de 500 mil empresas empleadoras, después de haber perdido dramáticamente compañías en 2020 por el impacto de la pandemia y de no haber frenado ese proceso incluso en 2021, a pesar del proceso de reactivación.
El fenómeno de destrucción de empresas comenzó en 2015 y se agravó con la pandemia y el proceso de aislamiento social. La baja de persianas continúa este año a pesar de la reactivación que le dará a la Argentina un crecimiento del PIB que el gobierno calcula en el 10%.
El país podría terminar el año con la menor cantidad de empresas empleadoras en pie desde 2008 y con menos trabajadores declarados desde 2007. El récord de compañías se había registrado en 2015, con 566.992 firmas. Desde entonces, todo fue para abajo.
Argentina había perdido 1.409 empresas en términos netos en 2016; en 2017 fueron 1.235; en 2018 cayeron 4.849 compañías; en 2019 fueron 13.657; en 2020, año de la pandemia, cerraron 21.979. Y en los últimos doce meses (agosto-agosto), desaparecieron 7.396.
Esto arroja que desde el récord de empresas empleadoras abiertas registradas en 2015, en la Argentina se perdieron 50.525 firmas. Y con ellas se eliminaron empleos asalariados registrados.
En el país hay hay cerca de 5 millones de empresas/emprendedores considerando sociedades anónimas o de responsabilidad limitad, autónomos y monotributistas. Pero solo 516.467 (casi el 10% del total) tiene al menos un empleado registrado en relación de dependencia.
En torno del 98% tienen menos de 200 ocupados. No obstante, el 30% de los trabajadores asalariados formales en relación de dependencia está en el 2% de las grandes empresas que operan en el país, muchas de las cuales son de capitales extranjeros.
Que el entramado de empresas no crezca no es casualidad. Datos del Banco Mundial consolidados al 2020 y medidos en dólares indican que en dos décadas el Producto Interno Bruto del país creció 42,7%.
Para comprender la dimensión del escaso crecimiento hace falta mirar alrededor: Brasil se expandió 168%; Chile avanzó 256,3%; Paraguay, 311,9%; Uruguay, 156,6%; Bolivia, 350,6%. México tuvo un desempeño parecido al argentino, con un crecimiento del 42,2%.
La Argentina tiene serios inconvenientes para sostener sus períodos de crecimiento. Un análisis de Consultatio Financial Services indica que el PIB per cápita de la Argentina avanzó sólo 5% en los últimos 40 años, muy por detrás del resto de los países de Sudamérica, que en promedio se expandieron 27%.
Esa falta de crecimiento de la economía lleva a que la cantidad de trabajadores formales esté estancada en torno a los 12 millones desde fines de 2015, cuando el crecimiento del empleo se detuvo completamente.
Ahora, los números desagregados son aún más preocupantes: en septiembre pasado (último dato disponible) hubo en el país 5.918.007 trabajadores asalariados en el sector privado, el mismo nivel que al cierre de 2010.
En marzo de 2018 se habían registrado 6.322.588 empleos privados asalariados registrados. En abril de ese año comenzó la crisis financiera producto de la crisis de deuda, lo que desencadenó una recesión que duró tres años. Desde entonces, se destruyeron 404.581 empleos asalariados privados, según datos del ministerio de Trabajo.
Empleo público y Monotributo, para arriba
El empleo público (nacional, provincial y municipal) hizo el recorrido inverso. En 2010 estaba en torno a los 2.500.000 trabajadores. Desde entonces, la plantilla aumentó en nada menos que 813.700 puestos, alcanzando en septiembre de 2021 los 3.313.700 empleos registrados.
Tras el desembarco de la pandemia de Covid-19, el empleo privado asalariado perdió 252 puestos de trabajo, de los cuales ha recuperado 142.000. El sector público, en tanto, no solo que no ha perdido empleados en relación de dependencia sino que los ha incrementado en 127.677 personas.
Datos del Boletín de la Seguridad Social de Anses indican que en 2021 hay 6.223.764 de trabajadores que fueron declarados por el sector privado en algún momento. Hay que remontarse a 2006 para encontrar un nivel menor.
Si se observan los datos de trabajadores en relación de dependencia que son aportantes a la Anses, en Córdoba había 462.271 a mayo de este año (último dato consolidado disponible). El 93,6% son del sector privado; el resto, del público.
En términos globales, entre el año pasado y este, hubo un incremento de 22.195 trabajadores aportantes. Pero, dejando de lado el año de la pandemia y el aislamiento social, es el menor nivel de aportantes desde 2008.
Un estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) indica que la recuperación de la actividad productiva se está dando en el país con menos empresas y menos trabajadores en el sector privado.
Ese fenómeno se puede explicar por varios factores. En principio, los cambios en la manera de trabajar y la aceleración del uso de la tecnología es probable que generen menos empleo asalariado.
En ese escenario, el universo de monotributistas independientes pasó de 1.627.921 en febrero de 2020 (justo antes de la pandemia) a 1.740.965 en septiembre último. Y los monotribustistas sociales pasaron de 365.381 a 401.370. En total, hay 149.033 más.
Para IDESA, la lenta recuperación del empleo privado asalariado está asociada también a que el sistema impositivo establece una “alta carga tributaria y burocrática”, y además excesos de pagos a cuenta que se comen el capital de trabajo. En condiciones normales estas distorsiones se toleran, pero cuando sobreviene la crisis se masifica el cierre de empresas.
La Voz