Ya se había escapado corriendo por la parte trasera de su domicilio. Fue apenas vio cómo un grupo de uniformados de negro –con chalecos, cascos y armas– arrancaban con el allanamiento. Terminó atrapado en un baldío vecino
Fue reducido, esposado y llevado a una sede judicial, donde le leyeron los cargos y sus derechos. Después, fue llevado al médico para control.
Más tarde, fue llevado al calabozo de la comisaría. Increíblemente, de esa dependencia policial, volvió a escaparse. Y no lo vieron más.
Se trata de Javier Eduardo Frede, tiene 36 años y antecedentes penales por robo, entre otras cosas. En el ambiente lo llaman “el Chino”.
Frede había sido detenido el martes en su casa de Cruz del Eje, en el norte cordobés, acusado de integrar una banda narco que introducía drogas en la cárcel de esa ciudad.
Según la Fiscalía del fuero antinarcomenudeo local, lo hacían a través de drones.
En la casa de Frede, los efectivos de la Fuerza Provincial Antinarcotráfico le hallaron un dron, 612 dosis de marihuana, dinero y anotaciones.
Lo concreto es que Frede se hizo “humo”. Bajo circunstancias que no están aclaradas, se escapó de la comisaría de Cruz del Eje.
Fue el miércoles al mediodía.
Mientras varias decenas de policías y bomberos e investigadores civiles iniciaron el operativo de recaptura del evadido, el fiscal Reymundo Barrera, de aquella población, abrió una pesquisa.
La investigación se centra sobre los policías de esa dependencia.
Se esperan imputaciones. Es que hay muchos puntos que no cierran.
Una fuga y muchas dudas
Según la Policía, la fuga se produjo al mediodía en la Comisaría de Distrito de aquella población.
Frede, de acuerdo a la versión oficial, estaba en el patio junto a otros internos. Era el recreo.
Fue en ese momento que, en circunstancias que nadie tiene claro de manera oficial, escapó.
Fuentes oficiales señalaron a La Voz que el policía que estaba de guardia fue al baño, según sus dichos.
Cuando volvió, vio a Frede trepar por una reja hacia el techo del patio. Allí, hizo un “boquete” y fugó.
“No se entiende qué pasó con los policías. No se escapó por la puerta de adelante. Escapó por el patio. Pero nadie lo advirtió. Todo se descubrió cuando fue la hora del conteo. Cuando fueron a meterlo en la celda”, comentó una fuente de la causa.
Malestar y sumario interno
Como era de suponer, el bochornoso escape causó un profundo malestar en la Jefatura policial y en el Ministerio de Seguridad.
A nivel administrativo, la fuga será investigada por el nuevo Tribunal de Conducta Policial (el Sistema de Control Disciplinario para las Fuerzas de Seguridad Pública) puesto en funciones hace pocas horas.
Este organismo autónomo es presidido por Maximiliano García, quien fue propuesto por la Fiscalía General. Como representante del Ejecutivo está el exfiscal federal y exfiscal General Gustavo Vidal Lascano.
¿Y la causa narco?
Desde hacía tiempo, el fiscal de Lucha contra el Narcotráfico de Cruz del Eje, Raúl Ramírez, venía investigando el ingreso de drogas al penal de ese presidio mediante drones.
En ese marco de investigación, dispuso el arresto de Frede.
Hubo otro apresado. Tiene 27 años y lo capturaron en La Cumbre, con dinero y una balanza digital.
El fiscal, además dispuso allanamientos en celdas de la mismísima prisión de Cruz del Eje.
En una de las celdas allanadas se encontraron troqueles de LSD (ácido lisérgico) y un celular.
Hay dos presos bajo la mira y están condenados por robo. Uno de ellos es Facundo Tottino y el otro es de apellido Tizón.
Según la causa, habrían coordinado el ingreso de la droga.
De acuerdo a la pesquisa judicial, el “piloto” del dron llevaba varios meses manipulando el dispositivo.
La introducción de los estupefacientes no habría tenido poca planificación: desde el rellenado de la droga hasta el “depositario” final, la cárcel.
El mecanismo, aceitado por repetición, al parecer comenzaba con la carga de cocaína y marihuana, mayormente, en simples bombuchas que se utilizan usualmente durante los festejos de Carnaval.
Con bombuchas y de noche
La droga era amarrada al dron y lanzada a los patios del penal.
Eran “narcoproyectiles”.
Los vuelos eran nocturnos, para reducir la visibilidad y el poder de control penitenciario.
Una vez “detonadas” o impactadas en el suelo, siempre según la investigación, Tottino y Tizón se habrían hecho de esas sustancias, arrastrándolas hasta sus celdas.
Ante la imposibilidad de contar con alambres o fierros como “captadores” de las cargas, utilizaban lingas.
La dureza de esas tiras habitualmente empleadas para arrastrar vehículos aumentaba la eficacia en el traslado final a las celdas.
“Los destinatarios las estaban esperando en un lugar clave y, con medios rudimentarios, las arrastrarlas a sus celdas”, comentó una fuente calificada.
La novedosa forma de introducir droga a la cárcel
El nombre de Tottino se hizo célebre hace poco más de seis años cuando, armado y encapuchado, mantuvo en vilo a la localidad serrana de Valle Hermoso al tomar como rehenes a una veintena de personas en un supermercado.
El joven había trabajado escasos meses en esa sucursal. Y la mañana del 29 de abril de 2015, a bordo de una moto y con un bidón de nafta, ingresó al súper, abrió dos matafuegos y efectuó al menos tres disparos, hiriendo al único guardia.
Por tres horas, mantuvo cautivas a 20 personas hasta que fue detenido.
Tizón purga una pena de varios años por integrar –al igual que Tottino– una banda delictiva que se dedicaba a cometer violentos robos a mano armada.
La Voz