abril 30, 2024 1:57 am

En el Libertador, Los Caligaris premiaron “al mejor público del mundo”

Los Caligaris tienen estatus de artistas continentales pero nunca se olvidan de su Córdoba. Esa es una verdad tan irrefutable como que están en una vorágine imparable de giras que los ha obligado a ser menos prolíficos en cuanto a la publicación de discos, en la forma (11 canciones promedio) y en los tiempos (cada dos años, a lo sumo) que conocíamos.

Así las cosas, de cara a un nuevo tour por demanda regional incesante (sobre todo de México), la banda surgida hace más de 25 años en el barrio Residencial América tiene que refundarse desde la renovación de los conceptos de su shows.

En la noche de este martes y en un Teatro del Libertador repleto, la formación estrenó Premios Caligaris, el barrio de gala, otra imaginativa vuelta de tuerca para experimentar con su rico repertorio y dejar en claro que sus miembros son unos titanes infalibles de nuestra canción popular, además de entretenedores natos.

La idea era agasajar – premiar al público que respaldó al proyecto a lo largo de los años, según explicó hacia el promedio del concierto el baterista Diego Pampiglione, escudado en escena con su alter ego Raúl Sencillez. Por eso fue que en el foyer de nuestro máximo coliseo cultural hicieron desfilar a sus fans como estrellas lo hacen en la alfombra roja de una ceremonia de entrega, para allí maquillarlos para la ocasión y consultarlos por qué aman a Los Caligaris.

Del total de los relevados, la producción eligió como ganadora a Luisina, quien en escena, y a pedido de Diego Pampiglione, explicó que ama a esta banda por la cantidad inconmensurable que brinda y por cómo su música la acompañó en sus momentos difíciles. Explicación sencilla recibida por el cumpleañero Sencillez (el martes llegó a los 42, pero dijo que eran 40 porque “los años de pandemia no cuentan”).

El Premio Caligari es una cruza exacta entre el Martín Fierro y el Oscar, con su nariz de payaso debidamente colocada. Y antes de destinarse a Luisana como representante del “publico más feliz del mundo”, fue para las ternas mejor tema para fans y mejor feat, cuyos ganadores fueron interpretados en vivo.

En la primera se impuso Dolería menos, canción pop de Chanchos amigos (2005) que funcionó como guiño para la vieja guardia. En la segunda, la victoria la obtuvo una colaboración reciente: la versión de No es mi despedida, de Gilda, grabada en vivo en la cancha de Instituto a fines de 2022, cuando el concepto era Veinticirco, nunca es tarde para ser un niño.

Yendo menor a mayor en lo que respecta al sonido general, el espectáculo fue en esos términos: tesoros escondidos (Un elefante en un pesebre, también de Chanchos amigos, y el cuartetazo Eea, de No es lo que parece, de 2007 ) o una gema aún no tan transitada en vivo (aquí entraría Un chico en el cuerpo de un mayor, interpretada junto a un coro de adultos mayores) alternados con un clásico irresistible (sobran muestras en este punto: Razón, Nadie es perfecto, Quereme así, Mi estanciera y yo, Asado y fernet, Mejilla izquierda, El amor nunca pasa de moda).

Euge Quevedo fue la invitada estelar de la noche, pero estuvo muy lejos de quedarse en el fulgor de su vestuario plateado. Es que en dúo con Juan Taleb, la joven interpretó con gesto emocionante la Zamba de amor en vuelo, popularizada por la fallecida Tamara Castro.

Un gran detalle que le compitió de igual a igual a las versiones empoderadas por un sexteto de cuerdas (cinco violines, un cello) formado por músicos de los cuerpos oficiales de la provincia.

En ese momento, también llegó una relectura de Crímenes perfectos, de Andrés Calamaro, mientras la pantalla posterior mostraba imágenes de los artistas que formatearon el espíritu expresivo de Los Caligaris. Allí se pudieron ver de Los Twist a Mercedes Sosa, previo paso por Gardel, Soda Stereo, Horacio Guarany, Juan Gabriel, Los Fabulosos Cadillacs, Sandro, Leo Dan, Los Enanitos Verdes, Chébere, La Mona Jiménez, Los Tigres del Norte, Rodrigo Bueno y, por supuesto, Los Auténticos Decadentes.

Y ya que nombramos al combo anarco tropical, es preciso señalar que sobre éste pesa la misma bendición – maldición que sobre nuestros Caligaris, adorablemente cuarteteros si se lo proponen y con olfato para hitear con skas y cumbias: su obra es tan consistente que lo nuevo siempre palidecerá ante lo viejo. Eso vuelve inevitable buscarle la vuelta del modo que sea al tiempo presente para continuar siendo relevante tanto en él como en su futuro inmediato.

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