La apuesta por el diálogo del presidente Pedro Sánchez es decidida, la apuesta por parte de Pere Aragonès también, a pesar de la gesticulación habitual con las demandas habituales, pero los dos suscriben el compromiso para la solución del conflicto en Cataluña. Y es que solo hay una salida, el diálogo, el pacto, la negociación, aunque el punto de partida este tan distante que cuesta imaginar dónde estará el punto de encuentro. Pero de eso va la política y, afortunadamente, el tema catalán ha retomado el camino de la política.
Fuera de este camino, en los márgenes y desubicados quedan los que se alejan de ella, los que parece que se alimentan del conflicto porque así creen que les irá mejor en las encuestas, primero, en las elecciones después. En ese margen están los de Junts per Catalunya, ausentes de la mesa por la firme decisión de Aragonès, socio de gobierno, y los del PP cuyo compromiso con la negociación, cualquier tipo de negociación, es absolutamente inexistente.
La prueba, ayer mismo, en la sesión de control al gobierno, en la que Pablo Casado volvió a rescatar todos los tópicos y los temas que ya argumentaba antes del verano como si la situación no fuera otra. En esta nueva situación, hay un problema con el precio de la luz y Casado parece estar de parte de los que se enriquecen con la factura que pagamos los ciudadanos, en esta nueva situación. España ha vacunado ya a tres de cada cuatro españoles, un éxito se mire por donde se mire en esta nueva situación. Europa ha felicitado a España por el éxito de la evacuación en Afganistán y en esta nueva situación el conflicto de Cataluña entra en el carril de la política. Pero al líder de la oposición todo esto le da igual, y es una pena porque todo gobierno necesita tener en frente una buena oposición, que controle su gestión y que plantee alternativas, forma parte de las reglas de la democracia. Pero para el PP la única alternativa a gobernar es gobernar, se saltó la clase en la que enseñaban a ejercer de oposición.