Martín Liberman y Ana Laura López anunciaron este miércoles que están en la dulce espera de un bebé. La pareja lo dio a conocer con un dulce video en Instagram en el que mostraron todo el proceso con todo lo que implica la lucha por conseguir una fertilización in vitro exitosa: estimulación, paso por el quirófano, numerosos controles.
El periodista escribió junto: “Una de las noticias más lindas que puedo compartir con ustedes. Al amor que siento por @anitalauralopez y @libermanblas se agrega un nuevo espacio en mi corazón! Gracias a mi esposa por su valentía, a mi hijo por su amor y a todos los seres queridos que ya conocen la noticia o van a conocerla ahora por sus caras, sus gestos y su cariño. Dicen que el amor por los hijos se multiplica así que ansioso por sentir esa experiencia”.
Luego, en diálogo con Teleshow, revelaron más detalles de la lucha que tuvieron que dar para concretar su deseo de ser padres juntos. Según relataron, cuando empezaron a salir, Ana le aclaró a Martín que algún día querría ser madre. Liberman ya era papá de Blas, a quien tuvo con Marcela Greco y le advirtió que él tiene azoospermia, afección que produce problemas de infertilidad en los hombres. Ya había atravesado con su pareja anterior tratamientos de fertilización antes de la gestación de Blas.
Ahora, Ana Laura atraviesa el cuarto mes de embarazo. “Este éxito llega después de haber hecho tres tratamientos de fertilidad in vitro. Es una historia de lucha, no fue soplar y hacer botellas. Tuvimos que hacerlos porque yo tengo azoospermia. Mi hijo Blas nació después de siete tratamientos. Estoy acostumbrado a luchas, postergaciones y tengo mucha paciencia. Mi experiencia fue muy útil para sobrellevar todo lo que estábamos viviendo”, declaró Martín.
“No todo fue tan fácil como me imaginaba. Fui ilusa, pensaba que por ser joven y sana iba a lograrlo en la primera oportunidad, siempre tan confiada. Pero fueron tres procedimientos, tres intentos hasta que la tercera fue la vencida”, confió Ana Laura.
Parte del proceso para Ana fue recibir inyecciones para estimular el crecimiento de óvulos que luego pudieran ser recolectados para ser fecundados. “En el proceso le perdí el miedo a las agujas, fue un gran avance. Y creo que no fue tanto el desgaste físico, como el emocional, el manejo de la ansiedad, la espera, la ilusión y desilusión que uno atraviesa durante todo ese viaje. Encima con Martín no le dijimos nunca nada a nadie sobre lo que habíamos empezado a hacer, ¡fue todo top secret! Por momentos sentía que iba a explotar, pero siempre pensábamos que el premio era grande. ¡Y sí que lo es!”.
La Voz