El cinismo y el complejo de superioridad del rock suelen ningunear a los cantantes de la música urbana por varias razones. Y a las artísticas, le suma el dardo de que priorizan el simple por sobre el álbum, como si Please Please Me (The Beatles), (I Can’t Get No) Satisfaction (The Rolling Stones), La Balsa (Los Gatos) o Tema de Pototo (Almendra) fueran producto de una alucinación.
De cara a un disco, el rock solía calentar el ambiente con simples, pero hoy a sus amantes de la “vieja escuela” les resulta irritante la proliferación de los cortes aislados de raperos, traperos y reggaetoneros.
Y su reacción, por lo general, es conservadora: pasan de largo, no escuchan, invalidan porque sí y refunfuñan porque no hay un concepto de totalidad que permita un análisis acabado.
Pero en el último tiempo se están quedando sin excusas. Y no sólo por la cantidad de álbumes “full” propuestos por los nuevos baluartes de la música joven, sino porque éstos son potentes y tienen una solidez artística que el rock, nacional y mainstream, no puede mostrar.
Ante este frente quejoso por el formato single, Ca7triel titula El Disko a una obra de 11 temas que lo expone en un “universo oscuro, sensual y maduro”.
Expone el concepto “larga duración” de movida para ablandar la irritación por la fugacidad del simple que llega desde algunos sectores.
E incluso se permite una idea de profundidad aun cuando todo resuena “sensual, despampanante y lubricado”, adjetivos de carga erótica que irritan a los citados “vieja escuela”.
Al acusar a lo urbano de sexista, el rock agita un puritanismo vergonzoso que no se permitiría, por ejemplo, usar el gemido de WhatsApp como Paco Amoroso lo hace en un tramo de Saeta.
Nicki y Duki, contra el cinismo
Lit Killah con Mawz en agosto y Nicki Nicole con Parte de mí hace unas semanas también dieron muestras que los simples de adelanto suman para lograr totalidad al intercalarse con otras canciones desconocidas al momento de la edición.
En su nuevo disco Nicki fluye tan natural en cualquier registro; y así socava el cinismo típico que lleva a pensar que es un invento de terceros puestos a exprimirla.
Además, al chequear los créditos se lee que Nicole Denise Cucco (su nombre real) estuvo detrás de cada composición.
Su opinión sobre Diego Maradona funcional a la cultura de cancelación enfureció a Gianinna Maradona, hija del astro, quien buscó desacreditarla por cantar con autotune. Aun cuando el uso de ese recurso no va en detrimento de la estatura de una obra sonora, lo cierto es que Nicki Nicole tampoco se resguarda tanto en él para brillar.
El que sí usa y abusa del autotune es Duki, el artista más escuchado de 2021 en Argentina según Spotify y que se regodeó en “el disco” para poder contener un incontenible caudal creativo que da cuenta de su avidez exploratoria.
En 2021, el trapero propuso Desde el fin del mundo (su segundo solista, que salió en mayo), con 18 temas más infinidad de invitados y productores, y más recientemente Temporada de reggaetón, algo así como un EP ampliado de siete temas con feats de un español (Rels B), un estadounidense (J Quiles), un chileno (Ak4:20), un argentino (Bizarrap) y de dos puertorriqueños (Juhn y Juanka).
“La gente estuvo mucho tiempo encerrada por la pandemia, es momento de salir a festejar, quería regalarle música a la gente que le dé ganas de salir y celebrar”, fundamentó Duki a su vuelta al dembow más rabioso.
Con Trap de verdad, y una estética más gangsta o callejera, Ysy A también se expresa como un cuadro de revolución productiva: 22 temas separados en dos lados de 11 cada uno, por más que el formato digital de transmisión de música no necesite esta separación propia del tradicional “disco doble”.
A Post Mortem, de Dillom, podría caberle ese formato para contener 18 temas y la sentencia que amenaza con un futuro tan o más productivo que el presente que vivimos. “No tengo sueños, tengo planes”, se le oye al rubiecito maldito que se permite una participación incómoda para la progresía: la de Mario Pergolini en Demián.
Para ese sector, fue más simpática la participación de Ricardo Mollo en Oscuro éxtasis, de Wos, acaso el artista de la nueva generación de freestylers devenidos en solistas formales que más buscan congraciarse con el rock.
Y es curioso que en su afán de lograr “esa” legitimidad acuda a uno de los artistas menos productivos de todo el entretenimiento musical argentino.
Como sea, el Cosquín Rock 2021 los tendrá coincidiendo en la grilla y, seguramente, reuniéndose para conectar dos mundos que no deberían estar desconectados.
La Voz