Marcelo Boasso es un cordobés que podría estar muy cerca de conocer a Nicki Minaj, si los planetas y las redes sociales se alinean. La historia del cómo y del por qué es de esas que cada tanto se abren paso entre el ruido de internet.
Marcelo vive con su familia hace varios años en Miami y, como tantos, la pandemia y la cuarentena lo encontraron entre cuatro paredes con su esposa y sus dos hijos. Marcelo, que trabaja en una agencia de marketing digital, despunta el vicio realizando esculturas en arcilla e impresiones 3D, y en ese momento le propuso a su hjja de 14, fan de Nicky Minaj, hacer algo juntos.
Lo que hicieron fue una escultura de la artista como la estatua de la libertad, que terminó expuesta en la prestigiosa Art Basel de Miami y que creció en las redes sociales. La pieza se llama Lady Liberty.
“Posteé la imagen en un foro de escultura y explotó, fue compartido cinco mil veces y generó mucha controversia”, dice. Las discusiones fueron desde cuestiones referidas al “respeto” por símbolos patrios, hasta sesudas discusiones de qué es arte y qué no, pasando por temas raciales y de género.
En Instagram pasó otra cosa: miles de fans de Nicky Minaj compartieron la imagen, deliraron al verla, y la cosa llegó incluso hasta Young Money Entertainment, la productora que trabaja con Minaj, que compartió una imagen de la escultura en sus redes.
“Quiero regalarle el original a ella y estoy viendo cómo hacer”, dice desde Miami, ilusionado, Marcelo. “De hecho, me escribieron desde Young Money, para preguntarme si quería mandársela por correo”, agrega. Pero a él le gustaría el encuentro.
La Nicky de la Libertad tiene el color azul cobre de la icónica estatua de la isla Ellis, tiene las rodillas flexionadas y muestra las curvas mortales de Minaj, que apoya el cetro en una rodilla.
Cómo empezó
La idea surgió de Twitter, donde se viralizaron imágenes en las que varios usuarios hacían Photoshop a la artista como la emblemática estatua.
“Empecé a buscar si había realmente una escultura real así y como no encontré me pareció una buena idea hacerla, y además conectar con mi hija. Ella me buscó fotos, me consiguió referencias. Yo hice mis bocetos”, cuenta Marcelo.
Mientras trabajaba en el render, conoció por un amigo a un galerista de Miami, de la galería Miami Art Society, y al mostrarle el proyecto se entusiasmó y le pidió que lo termine para participar en Art Basel.
La escultura tiene 50 centímetros, fue realizada con modelado digital, finalizada con una impresión en resina líquida. Está pintada con acrílico y patinada para la tonalidad de la estatua de la libertad.
“La ventaja es que una vez en resina podés hacer un molde y cambiarle el material. Podés pasarla a bronce o lo que sea”, cuenta el artista.
“Es una combinación de gustos de padre e hija, soy clásico, ella más moderna, nos fusionamos”, agrega.
Y cierra: “Lo que hicimos es un granito de arena al movimiento del empoderamiento femenino. Me gustaría que circule, que se esparza, que genere conversación. No la quiero explicar, sino ver qué discusiones activa”.
La Voz