En una entrevista íntima con Teleshow, Flor Peña repasó su historia, con sus altos y bajos, y se abrió sobre algunos momentos muy duros de su vida. Entre ellos, recordó lo difícil que le resultó su separación de Mariano Otero en 2012: “Se fue y nunca más volvió”.
La actriz y conductora sintió eso como un fracaso, que estaba “desintegrando el ideal de familia” que le habían inculcado sus padres con 50 años de matrimonio.
Peña detalló que sintió: “Que se llevaban parte de mi cuerpo. Que me arrebataban la felicidad. Colapsé, juro que deseé morir”.
En ese momento, Florencia estaba bajo terapia con un psiquiatra, que en un momento le dijo: “Te interno o te ayudás”. “Creeme que no veía salida. Llegué a pesar 46 kilos. Entraba en un pozo profundo y mis hijos, que me necesitaban, eran el motivo por el que debía poder”.
Tuvo que recurrir a un acompañante terapéutico. “Él llegaba, charlábamos un rato en la cocina. Me escuchaba. Me daba una mirada masculina sobre el tema, que me interesaba. Después se quedaba sentado en el sillón y yo me iba a la cama. Si necesitaba algo o en algún momento de la madrugada me sobresaltaba, le mandaba un mensaje, él subía y me calmaba”, relató. La consigna era que no estuviera sola: el fin de semana, sus amigos se turnaban para cuidarla.
“De a poco empecé a salir, a armar proyectos. Actuar me sanaba muchísimo”. En ese momento bailaba en el escenario de Showmatch, aunque ahora reveló que lo hacía “medicada” y que “nadie lo sabía”.
Flor Peña y el video íntimo
Pero un año después de separada y aún en proceso de recuperación vino el golpe de la difusión de su video íntimo con Otero. “Estaba tratando de ponerme de pie cuando vino el hachazo”, describió. Además, precisó que vivió todo eso sola y lo sintió “como una violación”.
Con el tiempo, pudo empezar a pensar ya no solo en quién era el culpable sino qué significaba todo eso para ella en su vida. En terapia, entendió: “Debía hacerme cargo de un aspecto que siempre me había costado. Asumí que soy una mujer sexual y que no hay nada malo con eso. Que el sexo es la energía más poderosa de la humanidad. Y que hasta puedo ser autosexual, porque me permití una relación profunda conmigo misma”.
“Liberé la represión que cargaba desde pendeja, por la que me había sacado tetas, por la que me achicaba (se encoge de hombros) como con culpa. Ya dejaría de ser como el mundo quería verme”, explicó Peña.
Y señaló que le llegaron muchos mensajes de otras mujeres: “Después de aquel video, muchas mujeres me escribían diciendo: ´Pero si así lo hacés con tu marido, ¿entonces quiere decir que tenemos esperanzas?´. Y como, además de una gran exploradora del placer, me gusta ser provocadora o ´despertadora´ de conciencias, les respondía: ´¡Claro que sí! Gozar no es eso que solo puede hacerse con amantes´. Porque ser deseadas y deseantes es también un derecho femenino. Y si eso nos convierte en ´putas´, hoy puedo gritar sin pudor: ‘¡Soy putísima!’”.
La Voz