A 23 años de prisión fue condenado el líder de una secta, que fue hallado culpable de abuso sexual con acceso carnal agravado continuado, en contra de dos mujeres mayores de edad que huyeron de su agrupación.
La sentencia fue dictada por el juez Santiago Camogli, de los tribunales de Villa Dolores.
El condenado, Mario Abel Veragua, de 46 años, oriundo de esa ciudad, lideraba en la localidad de Los Hornillos una agrupación de influencias orientales.
El hombre había impuesto su voluntad en un grupo que manejaba con mercada violencia, según la causa judicial.
Veragua fue denunciado por una ex pareja, y también por otra mujer, quienes huyeron de la comunidad que integraban. Según fuentes judiciales, el condenado será investigado por la comisión de otros hechos de violencia.
Alta violencia
Luego de viajar por distintos países del mundo, Veragua recaló en la localidad transerrana de Las Rabonas, en una comunidad del culto Ananda Marga.
Después de un tiempo, se distanció de esa agrupación y formó una agrupación propia en Los Hornillos.
A lo largo de un juicio que duró semanas, distintos testigos destacaron la violencia con que Veragua dirigía su agrupación. Narraron que infligía castigos físicos y psicológicos sobre hombres y mujeres que seguían sus órdenes. Supuestamente, elobjetivo era siempre el desarrollo espiritual de los castigados. Golpizas, baños fríos y otras imposiciones eran parte de las penitencias dispuestas por el ahora condenado.
“Se investigaron inicialmente hechos por abuso sexual y violencia doméstica, comenzó así, pero luego se conocieron hechos nuevos que deben abordarse de distintas maneras, hubo varias víctimas de violencia física, sexual, económica y simbólica; con secuelas graves” dijo Mara Beltrame, defensora de una de las mujeres denunciantes.
Precedente
El fiscal de Cámara, Sergio Cuello, quien solicitó la pena finalmente impuesta, opinó después del veredicto: “Es de gran importancia éste precedente por diversas razones: porque implica la visibilización de dos graves casos de violencia de género en el marco de grupos de coacción psicológica, y porque la sanción es de considerable magnitud y se adecua en parte al enorme daño sufrido por las víctimas…”.
La Voz