“El afecto de los chicos es un premio para mí”, dice Julio Ceballos y la emoción se apodera de sus palabras. Al “profe”, cuando se enteró de la nominación a Personalidad Cordobesa del Año, le pareció mucho, pero después comprendió que para ellos, sus alumnos, lo que él hace no es poco.
Más sobre la Personalidad Cordobesa
“Me pareció algo tan insignificante lo que yo hago comparado con otra gente que está en los hospitales, que dedican su vida y hacen cosas más valiosas, por distintas enfermedades, que esto me parecía muy poco; pero para ellos no es poco”, afirma como queriendo convencerse de que su tarea es tan valiosa como la de otros.
Julio Ceballos es profesor de Educación Física (se jubiló en mayo) e impulsor de Golfistas Especiales de Villa Allende (Geva), la escuela gratuita de golf para personas con discapacidad en la que desde hace más de 20 años trabaja por una inclusión real. Empezó cuando su hijo Mateo era un bebé recién nacido y hoy, juntos, siguen adelante con un proyecto que se sostiene “a pulmón”.
Julio Ceballos y su equipo
“La ayuda de mi familia, en primer lugar”, explica cuando se le consulta cómo se mantiene la actividad que realiza con unos 14 chicos que, una vez a la semana, se encuentran en el Córdoba Golf Club para jugar al golf.
Y continúa: “Tengo una esposa y otra hija más grande que siempre están, que me acompañan, que en los Nacionales vienen a ayudar, a servir, a hacer lo que haga falta; mi futuro yerno y todos mis amigos, que muchas veces pusieron sus autos para poder hacer un viaje porque no conseguíamos una Traffic. A veces se hace difícil, pero se logra. Yo pongo mi auto, mi hijo el suyo, otros papás ponen sus vehículos para aquellos que no tienen recursos”.
Julio y su hijo Mateo cuentan con la ayuda de otros dos “profes” que dan una mano con la logística o cuando hay algún torneo, pero todo es a base de trabajo personal. Claro, también tiene sus satisfacciones. “Hemos logrado inclusión social, la integración. Eso rescato, porque ellos valoran mucho y son muy felices cuando los hacen pasar y les dan aunque sea un caramelo, y reciben el aplauso y el afecto de los demás chicos, de los padres y de todas las personas que van a estos torneos”, relata Ceballos.
Y para graficar, cuenta una anécdota: “En 2005 nos íbamos a ir a Mar del Plata y estábamos haciendo rifas para juntar plata, pedíamos y no nos alcanzaba, y un papá me dice: ‘Profe Julio, con todas las cosas que has hecho, hacé de cuenta que los has llevado a dar la vuelta al mundo. Me emocioné, como ahora”.
Esta y tantas otras situaciones hacen que Julio comprenda el valor que tiene cada una de las acciones que realiza a diario en Geva. “También soy scout, y una de las cosas que aprendí de mis maestros es a servir y a ayudar al prójimo sin esperar recompensas ni alabanzas. Y así trato de llevarlo a cabo en mi vida”, expresa y afirma que el golf es una enseñanza de vida.
“Acá pegás un golpe mal y querés reventar los palos, querés tirar todo al diablo… y al siguiente golpe lo hacés bien; la vida es así, una de cal, una de arena”, cierra este profesor que hace 23 años empezó a enseñarles el deporte a alumnos de escuelas especiales y que soñó que algún día podría llevarlos a alguna cancha, que podría hacerlos jugar algún torneo. Vaya si lo logró.
La Voz