octubre 13, 2024 10:04 am

Estancamiento de la vacunación de menores

La vacunación de niños y adolescentes registra en Córdoba un preocupante estancamiento. Apenas un 50 por ciento de los niños entre 3 y 11 años cuenta con las dos dosis. En los adolescentes de 12 a 17 años, el 67 por ciento se aplicó las dos dosis.

Ahora bien, cuando se desglosa las cifras oficiales por fechas, se advierte que unos y otros fueron vacunados en casi su totalidad en 2021. Hasta el viernes pasado, en todo enero, solo unos 11 mil niños recibieron su primera dosis y menos de 3.000 la segunda; y entre los adolescentes, unos 2.000 obtuvieron la primera dosis y cerca de 700 la segunda.

Son números muy bajos. Si las vacunas están disponibles, ¿por qué las familias no acuden? No es factible que los grupos antivacunas sean tan numerosos. Según estimaciones del Indec, en la provincia habría unos 850 mil menores y por los índices citados se puede inferir que entre 350 mil y 400 mil de ellos no se han vacunado o, en el mejor de los casos, sólo se han aplicado la primera dosis.

¿Podemos suponer que las celebraciones de fin de año, las vacaciones y la ola de calor de la primera quincena redujeron el interés en la vacuna? No resulta del todo sensato: a mediados de diciembre, la variante Ómicron se dispersó rápidamente entre nosotros, por ejemplo, de la mano de las fiestas de egresados de las escuelas secundarias; esto es, población adolescente.

Lo que sí puede haber ocurrido es que, como hemos tenido durante varias semanas una alta cantidad de personas aisladas por ser casos positivos o contactos estrechos, muchos menores hayan debido posponer su visita a los vacunatorios.

En cualquier caso, las autoridades provinciales debieran reforzar las campañas de comunicación pública y poner en su centro a esa franja etaria. Las clases comienzan entre fines de febrero y principios de marzo. No faltan más que unas pocas semanas.

Mientras varios países habilitan la aplicación de una tercera dosis para sus niños y adolescentes, entre nosotros necesitamos que, al menos, una gran mayoría de los estudiantes hayan recibido las dos dosis para cuando retornen a clases.

A propósito, como dijimos en otras oportunidades, desde el inicio de la pandemia se puede observar que desde el Estado (en todos sus niveles) se adoptaron medidas en base a parámetros propios de las clases medias y altas y los grandes centros urbanos, en detrimento de los sectores bajos, las pequeñas comunidades rurales o los habitantes de parajes más desolados. Por lo tanto, en función de la experiencia acumulada, debiera ser el Estado quien vaya a buscar a los niños y adolescentes que viven en barrios populares o de emergencia, o en el interior profundo.

No podemos pasar por alto que, con la llegada del otoño, se iniciará la campaña de vacunación contra la gripe, que este año deberá ser más potente para evitar la peligrosa infección simultánea del virus de la gripe y del coronavirus.

La Voz

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